domingo, 18 de enero de 2009

Lo sacro, el carisma, la piedad y el mito.

El núcleo central de la sociología de la religión en Durkheim es “Lo sacro”, y la división entre “lo sacro y lo profano”. El equivalente en la teoría de Weber es el “Carisma” y en Simmel “la Piedad”.

En primer lugar prefiero referirme a “lo religioso” en vez de “la religión” para tratar este tema desde la sociología. Por que “La religión, es y debe ser dogmática para conservar morfoestasis en el mayor grado posible, mientra las sociología es una ciencia que debe como tal luchar contra la cárcel de hierro del dogmatismo, a la hora de analizar el fenómeno en cuestión.

En segundo lugar, prefiero antes que las categorías de “Lo sacro, el carisma y la piedad”, tomar como concepto central a “el Mito”, como eje del fenómeno de “lo religioso” en la sociedad humana.
El mito tiene un carácter global que contiene a Lo sacro, el carisma y la piedad, además de que se explican todas estas visiones desde el mito, el mito también presenta otras características que comparte el fenómeno religioso con otras manifestaciones culturales, como la historia, la leyenda, la tradición, la ética, la estética y la ideología.

Alport escribió con razón a mediados del siglo 20, La mente es mítica. El funcionamiento de la mente en lo inconciente sigue la misma lógica del mito, esto es sincrónica y atemporal. A esto se refería Lacan en un lenguaje estructuralista, refiriéndose que la cadena significante del lenguaje a nivel del inconciente estaba entramada por significantes que tenían todos valor de S.1, por lo tanto se agrupaba en forma de una red intemporal.

Freud pensaba que el inconciente humano estaba gobernado por complejos, pero Jung decía que atrás del inconciente humano existía un inconciente colectivo que estaba gobernado por arquetipos.

El arquetipo es un concepto genial de Jung, En el tarot los vemos reflejados en los arcanos mayores, también se encuentran en los principales mitos de la humanidad, tienen su contraparte en las deidades principales de la religión africana, en el budú, los Orishas de la santería, los misterios de las religiones persa, egipcia y greco-romana, los arcángeles del judaísmo y cristianismo, los signos zodiacales y hasta los planetas que se estudian en astrología.

El misterio en la humanidad ha sido siempre un camino iniciático, un camino de aprendizaje y pruebas, un camino terapéutico, un proceso de transformación, que va separando gradualmente a el iniciado del común de los mortales, que no han recorrido todavía por el sendero de este misterio. Así el camino iniciático se vale de símbolos que guardan ese secreto, símbolos codificados que solo en el iniciado puede decodificar por que solo a él se le ha enseñado ese significado en ceremonias donde el ha podido recibir el carisma (la gracia) y así ha conocido el misterio.

Estas ceremonias suelen llamarse ritos. Todo rito revive un mito, todo mito mantiene vivo un arquetipo, así los ritos pueden ser de muerte, nacimiento, resurrección, matrimonio, guerra, cosechas, procreación, fertilidad, abundancia, etc.

En los ritos el iniciado entra a formar parte de un circulo místico, de una comunidad de seguidores del misterios, que lo estaban esperando, que le han servido de guía, que son los guardianes de esa tradición y que le entregan un saber, con la consigna que sea él igual que ellos lo han sido, guardián del misterio, albacea del secreto y futuro reproductor de la tradición.

Cuando el iniciado entre en el circulo místico entra a una sociedad estratificada donde encarna un rol y desempeña una función, con el tiempo ira encarnando nuevos roles y desempeñando nuevas funciones, que va formándolo en el misterio hasta el día de su muerte o el día que abandone su vocación mistérica.
Esto que saber que guarda y protege el iniciado es un saber sagrado, sus rituales se realizan en lugares con-sangrados, las palabras que repite en esos rituales son sacras al igual que las vestimentas ceremoniales, los alimentos y bebidas que se consumen, al igual que las historias que se rememoran, todo esto forma parte de “lo sacro” que se encuentra total mente separado para este circulo místico de lo profano.

La información sagrada no se comparte por igual. Las elites mas reducidas conocen los códigos esotéricos, los niveles intermedios tienen un conocimiento mesotérico y a los profanos solo se les deja conocer información exotérica de todos estos misterios.

Lo que ha aglutinado en muchos casos a mucha gente entorno a un grupo religiosos, a sido el carisma (gracia) de su líder, este suele ser el fundador mítico (Jesús, Buda, Mahoma, Confucio, Lao Tze) o reformador de el grupo (Lutero, Calvino, José Smith), aunque muchas veces es solo un revitalizador (Juan Pablo II, La madre Teresa de Calcuta, Gurú Maharishi o Swami Prabupada por ejemplo).

Es interesante ver que el mismo mensaje (doctrina) en el discurso de discípulos herederos no logra mantener el mismo grado de reclutamiento y permanencia de miembros que estos lideres carismáticos obtuvieron, en muchas casos aún sin proponérselo.

Cualquier estudioso puede advertir que el carácter de la doctrina suele varias desde el líder fundador, al líder renovador y al revitalizador. Mientras el fundador hace énfasis en ciertos aspectos del dogma, el reformador o revitalizador se concentra en otros. Esto se debe al carisma de cada líder como característica personológicas individual y también a las características del momento histórico determinado de la sociedad donde le toca vivir a este líder.
Encontramos así a Jesús insertado en una tierra dominada y explotada por un imperio extranjero y su mensaje popularizado en una Roma sojuzgada por un Imperio decadente, a Confucio viviendo una época de conflictos militares y su mensaje difundido en una época de transformaciones sociales La madre teresa luchando contra la pobreza extrema en la India, Calvino adquiriendo autoridad en un tiempo de guerra entre el vaticano y los príncipes europeos. Estos mensajes lograron popularidad por que entregaban respuestas a un pueblo descontento con el estatus quo en tiempos de desgaste de las estructuras políticas imperantes.

Los mensajes de los líderes carismáticos traen siempre algún tipo de liberación, a los conflictos sociales y políticos de la época. Por un lado es cierto que el tipo de mensaje debe ser liberador en una época de asfixia social para que sea haga popular, pero no basta con esto, el líder debe ser un verdadero comunicador de su cosmovisión, de lo contrario no despertará en sus seguidores “la piedad”.

La piedad es, la práctica incólume de los dogmas religiosos hasta convertirlos en normas de vida, la piedad es lo que lo caracteriza a los seguidores mas fieles, la piedad es la fidelidad a estas normas de vida, y la fidelidad a estas normas responde a la “fe” esa doctrina, la fé es esa creencia que no necesita prueba por que esa doctrina ha sido “revelada”, la revelación en si un don y una gracias que le ha entregado el fundador a su comunidad de fieles através del mensaje.

Una comunidad de fieles necesita llegar a tener un número considerable de fieles para llegar al segundo estadio necesario para la supervivencia de un credo. El segundo estadio para la supervivencia de un credo es la organización. La organización ya implica cierto grado de asociación mas compleja que el tradicional circulo místico o secta.

La organización suele ser jerárquica, piramidal y transnacional, el mejor ejemplo de esto es la iglesia Católica, la organización más compleja que conocemos en este sentido que ha tenido que desarrollar su propia legislación, su propia economía y que ha demás a tenido que mutar através de los siglos para poder ir adaptándose a la demanda social de fieles.

Tanto es cierta la necesidad de adaptación que las épocas de mayor flexibilidad dogmática de la iglesia, concuerda con las épocas en que menor renovación de fieles ha tenido. Por otro lado las épocas en que mayor rigidez dogmática que ha sufrido la iglesia es la época en que mayor poder político ha tenido también, por lo tanto sus normas han sido seguidas por obligación, mandato legal o terror, por lo tanto el poder coercitivo ha garantizado su cumplimiento lo que ha hecho creer a sus lideres que no necesitaban de adaptación social, este espejismo trajo consigo el gran cisma protestante y creo las bases para que Calvino inicie su reforma.

Disto mucho de creer al estilo de Tocqueville que el lenguaje y el razonamiento humano debe su existencia a la practica de lo sagrado, tampoco creo que Spirkin tenga razón que la estructura de la mente, el pensamiento y la cultura humana responda absolutamente a la praxis del trabajo colectivo. Es mucho mas probable que el fenómeno cultural humano que incluye lo religioso, responda a la interacción de múltiples factores donde el limite y marco fundamental es la biología humana. Y las características propias de cada cultura, esos elementos que la diferencian a una de otra, sean estrictamente simbólicos.

Vemos en los ritos, en los textos, en el arte sacro, la conformación simbólica y compleja que no responde estrictamente a la necesidad exclusiva de tal o cual practica de supervivencia económica, es decir, en todas las culturas tradicionales hay rituales de fertilidad, cosecha o funerarios, pero los elementos particulares obedecen a la producción simbólica particular de cada tradición. Esto es lo que permitió la diversidad totémica y las diferencias existentes entre cada religión, aunque Josep Cambel tenga razón al enunciar que al final del recorrido los mitos son los mismos y Jung también haya acertado que en la base de toda religión están los Arquetipos. .

No hay comentarios:

Publicar un comentario