Cinta de Moebio No.3. Abril de 1998. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. http://rehue.csociales.uchile.cl/publicaciones/moebio/03/frames50.htm
Marcelo Arnold Cathalifaud. Departamento de Antropología. Universidad de Chile
Introducción
No se pueden ignorar por más tiempo las renovaciones epistemológicas que sacuden las ciencias humanas y sociales (2). Redefinir nuestro quehacer en tanto observadores de sistemas complejos, y no triviales, que observan y operan en realidades que ellos mismos construyen, es el principal desafío para la investigación social contemporánea.
Toda observación ¾cotidiana y científica¾ representa, por parte de su observador, aplicaciones de esquemas de diferencias que le permiten identificar/describir una realidad. Tal información le vale como horizonte para nuevas acciones y experiencias, es decir, tiene un valor informativo. Cuando la aplicación de la observación es reiterada genera la ilusión de la estabilidad; cuando ésta modifica sus formas construye una nueva realidad. Las distinciones que se aplican en la observación están abiertas a la observación externa, en tanto puedan ser realizadas en el lenguaje.
En lo que sigue puntualizaremos algunos avances en el campo de una metodología, orientada por los principios epistemológicos constructivistas, que se hacen cargo de estos desafíos y que corresponden a la denominada observación de segundo orden.
La Observación de Segundo Orden
Un observador de segundo orden es un tipo de observador externo, orientado a la observación de observadores y sus respectivas observaciones. Desde su posición no sólo puede observar lo que sus observados indican y describen ¾el qué observan¾ , sino también, captar los esquemas de diferencias con que marcan tales observaciones y trazan sus distinciones ¾el cómo observan.
Su perspectiva es privilegiada: un observador no puede observar por sí mismo, en su perspectiva interna y sin ayuda, sus propios esquemas de distinción, es decir, precisar cómo él ve lo que ve, cuando está viendo (3). Esto obliga al investigador a observar diferencias con esquemas de diferencias propios y desarrollar la capacidad para distinguir entre ambos (4).
Por otra parte, el observador de segundo orden, al observar conjuntos de descripciones puede combinar puntos de vista y con ello relevar lo que sus observados, desde sus parcialidades, no pueden ver, es decir, identificar estructuras latentes. Estas últimas son ciegas para sus usuarios, así la latencia refiere a las posibilidades de observar y describir lo que otro(s) observador(es) no puede(n) observar ni describir, aun lo que es provocado por su propia concurrencia. Es decir, el efecto constituyente de realidad que resulta de la aplicación de sus propios esquemas de diferencia.
Desde la siguiente figura se puede apreciar mejor la posición que adscribimos al observador de segundo orden:
Como se aprecia, el objetivo de la nueva ciencia consiste en pasar de una investigación tradicional, orientada a "objetos", a la de observar observadores que en su operar construyen los mundos en los cuales se desenvuelven. Para ello debemos penetrar en la retícula y formas donde se seleccionan observaciones con valor informativo.
Se debe poner atención que estas ideas proyectan en una redefinición del quehacer de la investigación social, en cuanto sistema de observación de sistemas observadores (von Foerster 1990). Trastocando no sólo el tipo esperado de investigación científica, sino, también, las formas deseables de explicación, es decir, la gramática que se imprime para la lectura de conjuntos de distinciones (Bateson 1993).
En este punto, los enfoques sistémico/constructivistas se entroncan con los ideacionales acerca de la cultura. En efecto, esas perspectivas convergen en una teoría de la observación, en tanto su atención está por el lado de los sistemas observadores y sus recursos. Es decir, las normas con arreglo a las cuales se observa (se distinguen), organiza (construye la diferencia), valora (prioriza) y da sentido al ambiente cotidiano. En otras palabras, representaciones que nos remiten a los modos de entendimiento y de comunicación, mediante los cuales se construye la realidad del mundo vivido cotidianamente ¾Lebenswelt.
El Dominio de Investigación Sistémico/Constructivista
Bajo tal marco podemos apoyarnos en perspectivas teóricas, métodos y técnicas orientadas a la investigación de las categorías, significados y ordenes simbólicos constituyentes de lo que denominamos realidad. Entre ellas, las que mejor empalman con la observación de segundo orden son las de tipo semiótico y cognoscitivo (5). Estas postulan que los sistemas observadores ¾humanos y sociales¾ están suspendidos en redes de significaciones, coparticipativamente producidas y externalizadas a través del lenguaje, que constituyen sus horizontes de realidad (6).
Desde esta posición se experimenta la cultura como continente de comunicaciones recursivas, basadas en la aplicación de esquemas de distinción. Se acceden las distinciones en tanto éstas pueden ser observadas externamente, estabilizadas y organizadas por el lenguaje en entidades tales como palabras y frases. A través de ellas podemos rescatar los esquemas de diferencias que determinan las concepciones ¾construcciones¾ de realidad.
Como se puede apreciar, la constancia de los "objetos" es sustituida, en el nuevo paradigma, por la de los medios de observación. En el fondo, la investigación sistémica/constructivista persigue recrear, planificadamente, los mismos procesos que acontecen cuando son socializadas las nuevas generaciones, durante la integración de inmigrantes o mientras quienes ingresan, por primera vez, a una organización son sometidos al proceso de inducción. En todos estos casos se aprende a distinguir "correctamente" ¾calibrar observaciones.
En el plano investigativo dimensiones del ver y leer cotidiano, que responden a interrogantes del tipo ¿cómo se observan y organizan los entornos desde sistemas observadores? (etnocogniciones), ¿cuáles son los conocimientos del ambiente que sirven de base a la objetividad cotidiana? (etnoconocimientos), resultan ser de suma relevancia (Arnold 1991).
Orientaciones para las Nuevas Metodologías
Dentro de las actuales prioridades está, justamente, la de enfilar técnicas e instrumentos, en coherencia con las nuevas orientaciones que oponemos a las tradicionales en el siguiente cuadro:
Características de las Macroorientaciones Metodológicas
Tradicional
Sistémica/Constructivista
Elemental (analítica)
Complejidad (holismo)
Lineal (causal)
Retroacciones (redes)
Legal (trivializante)
Contingente (abierta a la novedad)
Distributiva/Algorítmica
Distintiva/Cualitativa
Muestras Estadísticas
Muestras Estructurales
Estímulo-Respuesta
Interpretativa
De las indicaciones presentadas arriba, pueden ser destacados los siguientes aspectos para ser tomados en cuenta por los investigadores:
a) Una investigación debe dirigirse hacia la identificación de conjuntos relacionados de distinciones y no sólo a la reducción analítica y causal de componentes y procesos aislados. Con enfoques no aditivos, los registros se ajustan al ritmo de los observados respetando sus propias configuraciones. Subyace a esta opción el principio que el todo emergente es diferente a sus partes (sinergia).
b) Las mejores explicaciones para fenómenos complejos se alcanzan observando atentamente procesos dinámicos en mutua afectación, es decir, redes de retroalimentaciones de observaciones que se sostienen unas a otras. El principio aquí es la flexibilidad y, a la vez, sostener la externalidad de la observación.
c) La investigación debe ser aplicable a esquemas contingentes, complejos, múltiples, variados y heterogéneos que cubren gran parte de la emergencia de expresiones sociales, culturales y personales. No se trata de comprobar nada por la vía del congelamiento de realidades efímeras.
d) Si bien algunas técnicas estadísticas como el cluster analysis y las estimaciones no-lineales apuntan a redes de relaciones, éstas sólo resultan adecuadas para procesos triviales. Por ello los procedimientos aplicados a sistemas complejos y que se dirigen a la determinación de rasgos distintivos y relevamientos de organicidades, siguen siendo básicamente cualitativos.
e) Interesa recoger la franja ancha de distinciones hasta alcanzar sus márgenes. En consecuencia, ningún observador puede ignorarse aduciendo su baja presencia. El muestreo, con el cual seleccionamos a nuestros interlocutores, debe ser estructural. Para ello se deben identificar los distintos ángulos/voceros de la comunicación y buscar su representación.
f) La identificación de rasgos distintivos proyecta la investigación hacia las elaboraciones de sentido y sus interpretaciones. Estos problemas difícilmente pueden abordarse bajo el marco, temporalmente limitado, en que opera la lógica cuantitativa de alternativas/respuestas.
Sobre esta esquematización, que traza diferencias entre una u otra estrategia, se despliega el ambiente donde se mueve gran parte de las opciones metodológicas que caen bajo el rótulo de observación de segundo orden. Sus instrumentarios privilegian el reconocimiento, desde el punto de vista de sus miembros, de sus distinciones significativas, validadas por ellos mismos, que permiten describir ¾registrar/inscribir¾ una cultura a partir de las categorías descriptivas de sus descriptores.
La explicabilidad, operación secundaria, puede ser abordada con idéntica estrategia, creando ambientes para devolver las múltiples descripciones ¾los diversos puntos de vista¾ , para que los observados reintroduzcan, ante nosotros, sus distinciones y elaboren explicaciones ¾interpretaciones¾ sobre ellas. Estas pueden estar en calidad de material elaborado en temas que agrupen ámbitos importantes de sus temas comunicativos y que pueden, o no, estar dentro de su autoconciencia.
Se aprecia, por tanto, que la objetividad que nos interesa, en principio, es la que coproducen y sostienen nuestros observados (7). En este campo, la validez está sujeta a un contexto que la define como tal ¾no es ontológica y sí contingente.
Metodologías Apropiadas
Tales complejidades obligan a restablecer un diálogo con las metodologías disponibles; de ellas se requiere apoyos con procedimientos que pongan acento en la identificación y descripción de operatorias mediante las cuales las comunidades humanas (8) absorben, organizan y describen sus experiencias. Se trata de reconvertir tecnologías de investigación positivistas, redirigiéndolas a la aprehensión del sentido y descripción de las categorías donde se incuban las posibilidades de observación de nuestros grupos de interés y las formas que dan cuenta de ellas. De esta manera lo esencial concierne a la determinación de los medios mediante los cuales se distinguen "cosas" y "eventos", tal como se realizan desde los sistemas observados. Por lo tanto la principal interrogante a plantear es: ¿qué operaciones de distinción son necesarias para observar lo que nuestros observados indican y describen?
Parte de esta tarea puede realizarse con procedimientos característicos del trabajo de campo antropológico (vid. Junker, B. 1972; Tylor, S.J. et al. 1990) y de la sociología cualitativa. De ellos podemos mencionar algunas técnicas, ya consagradas:
Técnicas
Procedimientos
Observación participante
Prescribe una inclusión consciente y planificada, hasta donde lo permiten las circunstancias, en la cotidianeidad de los grupos en estudio (Bruyn, S.1972)
Documentos personales
Exponen la cultura desde el punto de vista de sus intérpretes (Langness, L. 1965)
Historias orales
Externalizaciones de la memoria colectiva de sistemas sociales locales (Samuel, R.1982)
Entrevistas etnográficas o en profundidad
Bajo el marco de eventos comunicativos controlados, pero no directivos, se aprehenden, desde interlocutores individuales, los sistemas culturales en sus propios términos (Spradley, J.P.1979)
Grupos focales; de autodiagnóstico y de discusión
La "información" se provoca en espacios abiertos de conversaciones asistidas (Morgan, D.L. 1988; Ibáñez, J.1991; Burgess, R.1982)
Método Delphi
Fórmulas que reintroducen sistemáticamente comunicaciones develando una red de distinciones (Linstone, A. et al. 1975)
Con tales instrumentos, u otros equivalentes, se pueden relevar etnografías que permiten acceder a los esquemas de distinción y compenetrarnos en las mallas (selectividad) de observación que nos interesan. Ellos dan la posibilidad de interceptar comunicaciones y adentrarnos en los fundamentos de una cultura. De cualquier modo, su utilización exige una concentración prolongada de los investigadores y someter, permanentemente, sus identificaciones a miradas desde distintos ángulos y perspectivas (9).
Los instrumentos de investigación deben ser contribuyentes para observaciones que apuntan a desentrañar las formas del ver y del leer cotidiano ¾en vistas a las operaciones en que basan sus observaciones. Su aplicación debe permitirnos generar ambientes donde los medios de observación puedan ser rescatados en juegos comunicativos. Estos van desde la conversación asistida (tipo entrevista terapéutica) hasta el grupo de discusión (en el sentido de J.Ibáñez), donde las premisas del investigador quedan suspendidas en la contingencia y toda comunicación es posible. En este punto es importante volver a retomar las exigencias de la observación externa: el investigador debe intentar, en lo posible, estar frente a sus interlocutores como si no estuviera presente (el hablar vago es uno de sus recursos).
Es pertinente destacar que los esquemas de distinción que interesan en la investigación social sistémica son los compartidos: encajes o acoplamientos (10) que se implican en procesos sociales cotidianos. Un problema consiguiente consiste en cómo poder describir lo social a partir de superar su interlocución individual.
El individualismo, que siempre tiene gran atracción para la investigación social, es reforzado por baterías de instrumentos destinados para interpelar individuos (cuestionarios, test, entrevistas, etc.), pero no resulta ser lo más adecuado. Las comunicaciones de los sistemas sociales se representan a través de sistemas personales, pero debe tenerse en cuenta que se trata de sistemas distintos. Los individuos, muchas veces, colocan sus observaciones en contradicción con las de su grupo, comunidad o sociedad originando tensiones que llegan a cambiar la misma cultura. El proceso contrario es suficientemente conocido.
Por ello, si se toman individuos como centros de observación, no es para rescatar sus perspectivas idiosincrásicas, sino como usuarios de los medios observacionales e interpretativos disponibles en el repertorio de sus comunidades. Debido a ello cuando se trata de muestras, en la observación de segundo orden son decididamente intencionadas, respondiendo a criterios socioestructurales delimitados por el investigador.
Actualmente una de las mayores debilidades de la estrategia investigativa sistémica/constructivista se encuentra en sus posibilidades para procesar la información compilada. En este punto, existen grietas de implicancias muy severas. Las alternativas disponibles son abiertamente insatisfactorias. La reducción analítica y cuantitativa se deben desechar por la incierta síntesis que resulta de su aplicación; y la representación testimonial, que en su afán de ser lo más fiel posible a las fuentes se reduce a la mera transcripción de comunicaciones orales al papel, no es científicamente admisible, más allá de material en "bruto".
Un abordaje a este problema parte por precisar requisitos que deberían contar las técnicas sistémicas de procesamiento de información. Sobre estas no hay acuerdos pero, al menos, se podría decir que en lo fundamental deben trabajar selectividades reversibles y ordenamientos múltiples. En definitiva, cautelando la apertura para otras posibilidades de reprocesamientos.
Algunos procedimientos, en tal sentido, pueden ser recomendados:
Construcción de modelos que expresen relaciones a través de grafos, diagramas de flujos y modelos como los que se aplican en el diseño de sistemas inteligentes.
Procedimientos inductivos para el desarrollo de modelos (etno) teóricos (vid. Glasser, B y A. Strauss, 1967).
Reducciones tipológicas cualitativas (vid. McKinney, J.1972) y,
la construcción de sistemas categoriales a partir del análisis de contenidos comunicacionales (vid. Krippendorff, K.1990). Con respecto a éstos últimos, pueden ser considerados desde el análisis de discursos (Ibáñez, J. op.cit.) hasta el análisis componencial.
Por cierto, todo lo anterior debe ser complementado con indicaciones acerca de los aspectos a considerar como criterios de validación. Sobre este tema nos extenderemos en adelante.
Criterios de Validez para la Investigación de Segundo Orden
La observación de segundo orden conlleva su propia selectividad. La pertinencia de sus observaciones sólo parcialmente puede ser evaluada por su concordancia con la de los observados ¾"las cosas son concebidas así por ustedes". Una interpretación científica también es una construcción. Para el caso de las ciencias sociales, es una pauta configurada, una explicación, un orden de experiencias ajenas hechas propias.
Las explicaciones sustentadas en las observaciones de segundo orden, científicamente encauzadas, se valoran por su conectividad con explicaciones relacionadas en un orden superior (teorías, hipótesis, etc.). Es allí donde se produce el despegue y Minerva hace su aparición.
Al dejar de ser la verdad un argumento de explicabilidad, dado que ésta es contextual, y al no poder afirmarse algo, en la exterioridad de la naturaleza, como punto de confrontación para aceptar o rechazar una explicación científica, es imperativo reelaborar los criterios para la validación de los resultados de una investigación guiada bajo los principios del segundo orden. Estas deben ser coherentes con la naturaleza descrita para toda observación.
Maturana (1995), que ha avanzado mucho en el campo de la construcción de los criterios de validación en la investigación constructivista, concluye que sólo se aceptan como explicaciones científicas válidas aquellas que resultan de la aplicación de los criterios de validez generados por las comunidades científicas (11).
Para finalizar, no podemos dejar de mencionar otro tipo de condicionante que interesa de sobremanera al investigador social que trabaja en esta línea.
La observación/descripción científicamente pertinente tiene tres lecturas, cada una de las cuales imponen sus condiciones:
Los sistemas sociales de la cual proviene (las comunidades observadas),
los que la requieren como input (nuestros patrocinadores [12]) y,
el sistema ciencia a la cual definitivamente pertenecen.
En el primer caso la confiabilidad se encuentra en el autorreconocimiento del sistema observado en la descripción; para el segundo en estudios que proporcionan información para mantener la performatividad de algún sistema ¾evaluaciones, diagnósticos, por ejemplo¾ y para la ciencia en la transparencia del cumplimiento del cannon científico vigente lo cual puede implicar, incluso, apelaciones causales, es decir, condiciones especificadas de criterios de explicabilidad.
En esta presentación nos hemos centrado en la comunicabilidad científica de la investigación sistémico/constructivista, intentando asegurar que la renovación tenga el rigor suficiente para su aceptabilidad en nuestras comunidades, pero nuestros propósitos incluyen traspasar ese ambiente y orientarnos hacia los otros destinatarios, que sin duda esperan del conocimiento contribuciones que apoyen la optimización de sus actuales condiciones de operación. En ese último camino, sin duda, encontramos avances paralelos, por ejemplo en las líneas de la llamada investigación-acción, evaluación iluminativa, estudios cualitativos de opinión pública, estrategias derivadas del etnodesarrollo, educación popular, comunicación alternativa y la planificación estratégica organizacional. En todos estos casos la perspectiva autorreferencial, de la que hemos hablado, se aplica sin más, incluso sin tener que ser reconocida como tal. Otra prueba de la potencia y "naturalidad" práctica de la anunciada renovación a la que nos hemos referido aquí.
Finalmente, con respecto a nuestras interrogantes iniciales podemos indicar que es posible reelaborar algunos de nuestros métodos de investigación tradicionales para enfilarlos en las nuevas rutas, aunque aún hay mucho camino por recorrer.
Anexo: Pasos y Procedimientos de Investigación
TEMA. Selección del espacio de comunicación de interés o TEMA (la selección puede ser motivada externa o internamente al equipo investigador; puede incluir un gran tema o varios temas). En esta etapa se delimitan las cotas comunicativas del estudio.
EQUIPO. Organización de los observadores. Se debe garantizar las bases mínimas que aseguran la presencia de una pluralidad de miradas y perspectivas. En este punto se definen las cotas estructurales del grupo observador.
UNIVERSO. Selección y caracterización del ámbito social en donde se deben/pueden explorar los TEMAS (esto incluye consideraciones etarias, de estratificación social, educacionales, residenciales, de género, etc.). En esta etapa se delimitan las cotas sociales del estudio (13).
MUESTRA. Muestreo estructural e intencional para seleccionar los interpelados o informantes claves (esto implica estimaciones acerca su distribución y pesos específicos). En esta etapa se delimitan las cotas de las aportaciones temáticas que se incluirán en el estudio.
PROCEDIMIENTOS. Selección de las técnicas, delineamiento de las líneas de indagación con las cuales se estimulará la comunicación y aplicación de los procedimientos (es recomendable una prueba antes de extender el estudio). En esta fase quedan definidos los filtros comunicativos del estudio.
ANÁLISIS. Parte del registro íntegro de las comunicaciones, digitación para darles formato de texto y selección del tipo de Análisis del Contenido (de una u otra manera ello implica la desagregación de los discursos individuales y/o grupales) y su reagrupación en sub-temas.
PROCESAMIENTO. Reorganización de los sub-temas en función del reconocimiento de las distinciones detectadas (puede ayudarse con preguntas como las siguientes: ¿qué distinciones sostienen los TEMAS tratados?; ¿qué distinciones sostienen las APORTACIONES?; ¿mediante qué criterios se han seleccionado las informaciones?, etc.).
PRESENTACIÓN. Reorganización de las distinciones identificadas bajo la forma de un esquema del tipo diagrama de flujos y reconocer las relaciones que se evidencian ¾ cautelando su reversibilidad¾ (esta fase es crítica, pero muy creativa).
RETROINFORMACIÓN 1. Presentación del modelo representacional con sus respectivos esquemas de distinción a representantes del ámbito social explorado (pueden realizarse triangulaciones con otros expertos).
Reformulación y establecimiento de hipótesis explicativas (retroinformación: volver a 7).
COMUNICABILIDAD. La presentación definitiva debe considerar los intereses del destinatario final.
Bibliografía
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Notas
Este ensayo representa una continuidad y extensión de las reflexiones que hemos publicado en "Cinta de Moebio Nº2" bajo el nombre de Introducción a las Epistemologías Sistémico/Constructivistas (1997).
Cuyas fuentes de inspiración son autores tales como G. Bateson, P. Feyerabend, H. von Foerster, E. von Glaserfeld, J. Ibáñez, T. Kühn, N. Luhmann, H. Maturana, K. Pike, G. Spencer-Brown, F. Varela, P. Watzlawick entre otros. Todos ellos, pesar de sus diferencias, han contribuido a generar una importante corriente renovadora de nuestras costumbres investigativas.
Al intentar hacerlo debe detener su observación, al concentrar la vista en nuestros "lentes" deja de ver a través de ellos y de operar con las circunstancias que desde ellos se configuran.
Indudablemente ello no elimina la incapacidad de observar, por sí mismo, sus propios puntos ciegos.
Esa perspectiva teórica fue inaugurada por los antropólogos Ward Goodenough y Floyd Lounsbury (1962 en la Universidad de Yale). Junto a ellos cabe mencionar a Charles Frake y Harold Conklin. En tanto Escuela, esta perspectiva ha perdido perfil, no obstante parte importante de sus supuestos están incorporados en la "cultura" teórica de la antropología contemporánea. La Antropología cognoscitiva pone su acento en la identificación y descripción de los medios -culturalmente disponibles- que disponen los miembros de un sistema social para categorizar sus experiencias, mientras que la Antropología simbólica coloca su atención en la significación de tales categorías.
Estos temas fueron abordados por la escuela de pensamiento sicosociológico denominada interaccionismo simbólico (vid. Blumer, H. 1969), cuyos esfuerzos investigativos e interpretativos descansan en tres premisas: a) los hombres actúan hacia las cosas -objetos, otros hombres, instituciones, situaciones, etc.- sobre la base de los significados que tales cosas tienen para ellos; b) estos significados se originan en la misma interacción social y no son cualidades intrínsecas de los objetos que las representan y, por último, c) esos significados son manipulados y readecuados a través de procesos permanentes de reinterpretación.
Las tareas del investigador consisten en aprender a reconocer la realidad como lo hacen sus observados (acompasarse). Pero debe recordarse que siempre es un observador quien determina que distinciones hacen una diferencia para él.
Parejas, familias, grupos, organizaciones, movimientos sociales, sociedades.
Varias modalidades son recomendables, pero probablemente la más importante es someter a discusión y crítica los hallazgos en el marco de un equipo interdisciplinario y, entre éste y unidades sociales equivalentes a las estudiadas (triangulación).
Vale aquí considerar la noción maturaniana de acoplamiento estructural entendida como una relación de coevolución de sistemas autopoiéticos, donde ninguno determina la estructura del otro. Desde el punto de vista de un observador ello puede ser visto como un encaje (observación del sociólogo Claudio Garrido).
Estos mismos criterios pueden aplicarse para la validación de los esquemas de distinción que se identifican entre nuestros observados.
Stephen P. Turner reflexiona en forma equivalente cuando señala que el modelo "sociológico" se asemeja más a la traducción que a cualquier otra forma de explicación (1984:18).
Esta etapa no debe hacerse desde el escritorio sino que sumergiéndose en el espacio a investigar y vagabundeando dentro de él.
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